lunes, marzo 17, 2008

Un buen servicio

El mes pasado dí con un libro que me gustó mucho, "El Clan del Oso Cavernario". Lo leí de un tirón, y como es una serie de cuatro, me puse en busca de los demás. Al número tres lo encontré en El Ateneo. El número dos aparecía en Kel, pero no lo tenían en stock. El uno lo compré en Cúspide, pero cuando consulté por Internet no aparecía. Pero yo lo había comprado!

Así que llamé al servicio de atención al cliente. Me atendieron, tardaron un poquito pero con el ISBN lo encontraron. Entonces la chica me dice "mirá, sólo queda uno en Rosario, pero si lo querés lo traemos y te llamo cuando llega; te lo podemos enviar o lo dejamos en algún local que te quede cómodo y lo vas a buscar". Dicho y hecho. Primero me llamó de nuevo una semana después para decirme que había llegado, acordamos la sucursal. Luego me llamaron de la sucursal para avisarme que había llegado y que lo guardaban a mi nombre. Al día siguiente lo fuí a buscar.

Excelente servicio, y por un libro de $35.50.

Hay empresas con diferentes mentalidades. Hay que hacerse valer como ser humano, no como cliente, en contra de la idea actual. No se trata sólo de que vos comprás, se trata de que sos una persona, a quien no pueden tratar de cualquier manera!

Un mal servicio

Metrovías. Siempre lleno, pero no hay nada más rápido, no? Me encanta el subte, es casi lo único que uso para viajar.

Cuando salió la tarjeta Subtecard, fui uno lo de los primeros en sacarla. Era más rápido pasar por los molinetes, no tenía necesidad de llevar plata, y me daban un descuento bajo (como 5%) pero tenía sus beneficios para mí, y para la empresa, que necesita menos gente para vender tarjetas y menos cambio en las boleterías.

Hasta que vino el aumento. Primero había carteles en las estaciones que decían "si tenés subtecard, el aumento no va para vos" (o algo parecido). Fantástico, pensé, sigo usándo la tarjeta y me pareció que me beneficiaban justamente en medio de toda la campaña por los problemas por el cambio.

Pero menos de un mes después, note que los molinetes me descontaban $0.90. Y los carteles? Habían desaparecido. Eso me hizo enojar. Yo les pago $21 pesos por adelantado, directo de mi cuenta bancaria, ellos se ahorran sueldos, la necesidad de contar con cambio. Que me ahorro yo ahora? Nada, a lo sumo mi tiempo de hacer cola, que en el peor de los casos es un minuto, pero casi siempre menos de 20 segundos.

Así que empecé mi campaña. Es así, simple: siempre que puedo, pago sin cambio. Ejemplos: pago con el billete que más monedas incluirá en el vuelto (si pago con $2 me tienen que dar una de $1, es mejor que con $5 donde pueden darme dos de $2); si no tengo menos de $20, y no quieren darme cambio (no están obligados por más de $20) entonces uso la subtecard; la subtecard la recargo con el billete más chico posible, etc. La idea es maximizar las monedas que me tienen que dar, y si no tienen, paso gratis.

Qué gano? Es un interesante juego mental, ja. Pero por sobre todo, viajo unas cuatro veces por semana gratis, porque no me pueden dar cambio. Y ahora tengo un chanchito lleno de monedas de un peso, que puedo usar para cambiar a amigos y compañeros de trabajo que viajan en colectivo, o usar para pagar en los quioskos.

No será gran cosa, pero es algo. Si fuéramos muchos haciéndolo, realmente creo que les haría un impacto.

Ah! Y tengo una compañera de trabajo que hace figuras geométricas con las tarjetas de subte.